miércoles, 4 de abril de 2012

Profecía de la Entrada Triunfal


Zacarías 9:9-12

9 Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén: he aquí, tu rey vendrá á ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.
10 Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados: y hablará paz á las gentes; y su señorío será de mar á mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.
11 Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos del aljibe en que no hay agua.
12 Tornaos á la fortaleza, oh presos de esperanza: hoy también os anuncio que os daré doblado.


Los sucesos que siguen a esta declaración de Cristo como Rey se relatan en los evangelios. La verdadera fe de la multitud que gritaba ¡“Hosanna”! en la entrada triunfal, se revela en Mt 21:11. Que Jesús no fue engañado por su aparente recibimiento como Rey se ve en el hecho que El lloro sobre Jerusalén y anuncio la inminente destrucción de esta ciudad (lo cual se cumplió en 70 D.C. Lc. 19:38-44). La misma multitud grito después “¡Crucifícale!”

¿Porque debió tener lugar la entrada triunfal?


Domingo de ramos , Profecía de la entrada triunfal Para cumplir la profecía: apenas hay otras más expresivas en el Antiguo Testamento acerca del carácter y obra de Cristo, exceptuando Isaías 53. Pero tanto como es clara para los cristianos, era y resulta todavía oscura, para los judíos que no han creído en el Señor. La profecía habla del mesías como:

a) Rey humilde (9). Esta es su gloria para nosotros los cristianos. Es el más grande de los hombres porque se hizo el más humilde.
 Y estando en la condición de hombre, se humillo a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también lo exalto hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre. (Filipenses 2:8,9).
Pero es incomprensible para los judíos que solo veían en su Mesías un rey humano. Nosotros sabemos que fue humilde de corazón por haber sido el único hombre perfecto y somos invitados a imitarle (Mateo 11:29).

b) Pacífico (10). Este fue el gran objeto de Su Venida, pacificar a los hombres con Dios y a éstos mutuamente. Esto último se cumplirá sin tardar mucho. Las guerras sin paralelo de nuestra generación son probablemente las últimas convulsiones del gran enemigo herido de muerte en su lucha espiritual con nuestro invicto Caudillo (Apocalipsis 12:12).
Los judíos hubiesen querido ver a Cristo no montado en un manso asno, sino sobre un   caballo dirigiéndose al asalto de la fortaleza Antonina; pero la profecía decía otra cosa. Como en el caso de si nacimiento (Mateo 2:5), los pensamientos de Dios no coincidían con la ilusión humana. Son mucho más altos, con ser más bajos en su momentánea apariencia.

c) Salvador (v. 11) ¡Cuan diferente era el significado que los rabís daban a esta palabra del que tiene realmente! Debía salvarles, no del yugo romano, sino del pecado. Este texto aclara tal sentido. No dice: por tu valeroso ejército, sino “por la sangre de su Pacto”. El Antiguo pacto con Israel era la promesa del Nuevo, que iba a ser sellado aquella misma semana con al preciosísima sangre del Hijo de Dios (Mateo 26:28).

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