viernes, 6 de abril de 2012

Clavado en la Cruz


Mateo 27:37-46,50

37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. 
38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. 
39 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, 
40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. 
41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: 
42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. 
43 Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. :44 Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él. :45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 
46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 
50Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.


Jesús cargo por un rato la madera Horizontal de la cruz. Posteriormente, Simón de Cirene fue obligado a cargarla (Marcos 15:21; Romanos 16:13). Llegando fuera de la ciudad (Hebreos 13:12), Jesús rehusó tomar un narcótico, permaneciendo bien consciente hasta el final. Mateo escribió poco acerca de la crucifixión misma, pero trató ampliamente la actitud de las que estaban alrededor de la cruz.

La muerte de Jesús como a las tres de la tarde, exclamó: ¡Elí! ¡Elí! ¿Lama sabactani? (vr 46). Los soldados no le entendieron, tampoco muchos lo entienden el día de hoy. Estas palabras son las primeras del Salmo 22, que Emprende con sufrimiento pero termina con victoria.

V37, 38 En la crucifixión se halla lo peor de los hombres transformado en bueno por la gracia del Padre, es decir, lo que ellos hicieron para entorpecer el avance del reino efectivamente resultó en la divulgación del evangelio. Por ejemplo Pilato propuso hacer burla de Jesús y de los judíos, pero sin que fuera su intención, divulgó la identidad verdadera de Jesús: Este es Jesús, el Rey de los Judíos. Además al crucificarle entre dos ladrones, Pilato intentó de menospreciarle como revolucionario, cuando en realidad se identificó a Jesús con pecadores, que siempre había sido el propósito de su ministerio (Mateo 9:13).



V39, 40 Los que estaban entrando y saliendo de Jerusalén le insultaban, por su falta de compresión de las palabras de Jesús, las cuales no se referían al templo de Jerusalén, sino la construcción del nuevo templo (la iglesia) fundado sobre la base de su resurrección  después de tres días. Asimismo no captaron el hecho de que la salvación se lograría por dar la vida en servicio y no por tratar de salvarla (Mateo 16:25, 26). Tampoco entendían que el reino no se manifestaría únicamente por medio de prodigios o milagros por eso decían: si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.

V41, 42 Durante la crucifixión los escribas se reunieron con los sacerdotes y ancianos burlándose de él, retándole a que se salvara con la falsa promesa de creer en él. Por desgracia, como maestros judíos, estos escribas enseñaban que el sueño de su nación era salvarse y ser servida por las demás naciones, olvidándose de su llamamiento divino a ser “un reino de sacerdotes (misioneros)” a todas las gentes y de ser “una nación santa” (designada) para obedecer a Dios (Éxodos 19:6).

V43 que Dios lo libre ahora si le quiere era la burla de los religiosos, negando el amor del Padre para con el Hijo lo cual era casi imperdonable. Sin embargo, lo que ellos ansiaban como una burla realmente era un tributo al ministerio de Jesús: Ha confiado en Dios; igualmente, sin darse cuenta ellos confirmaron la proclamación de Jesús: Soy el Hijo de Dios. Esto recalco otra vez el testimonio del Padre: “Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17; 17:5).

V44 Los ladrones le insultaban de la misma manera. La actitud de todos durante la crucifixión fue tan injusta que Mateo no mencionó el hecho de que uno de los ladrones se arrepintió, como relata Lucas 23:39-43.

V45, 46 La muerte de Cristo es un símbolo del juicio final de Dios. “desde la hora sexta (al mediodía) hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena (tres de la tarde)”. La oscuridad manifiesta el juicio sobre Jesús, al cargar los pecados de la humanidad y simboliza el juicio al fin de los tiempos (Amós 8:9, Jeremías 15:9). Jesús clamo a gran voz “¡Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has desamparado?!” (Salmos 22:1). Por el grito de estas palabras vemos que para Jesús, el dolor espiritual de estar separado de Dios fue más intenso y profundo que todo dolor físico.

 V50 “Habiendo otra vez clamado a gran voz entregó el espíritu”. Textualmente “despidió su espíritu”. El término griego implica un acto voluntario. Al lado de Mr. 15:37; Lc. 23:46 y Jn. 19:30, esta expresión distingue la muerte de Cristo de cualquier otra muerte física. El murió voluntariamente cuando ya podía decir “consumado es” en cuanto a su obra redentora. “Nadie me la quita, mas yo la pongo de mí mismo” (Juan 10:18).

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